Materiales:
- Una aguja.- Un imán.
- Un plato o recipiente aplanado.
- Un corcho de entre 6 y 12 mm de grosor.
- Un poco de celo.
Procedimiento:
Cogemos la aguja y la frotamos al menos 50 veces en una sola dirección con uno de los polos del imán. Por otro lado, llenamos el recipiente con agua y dejamos flotar el corcho en ella. Con mucho cuidado, centramos la aguja en el corcho y la fijamos con un trozo de celo. Ya tenemos terminada nuestra brújula casera.
Para probar su eficacia, podemos acercar el imán a la aguja y veremos cómo gira al verse atraída por él.
Para probar su eficacia, podemos acercar el imán a la aguja y veremos cómo gira al verse atraída por él.
Explicación:
Al frotar la aguja con uno de los polos del imán, ésta se magnetiza y
comienza a repeler los polos con distinto signo al suyo y atraer a los
del mismo. Es por esto que, mientras no haya ninguna interferencia, la
aguja siempre apuntará al Norte de la Tierra.
La Tierra es, en el fondo, como un gigantesco imán. Su norte magnético nos ha permitido crear brújulas con las que orientarnos en el espacio desde hace miles de años.
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